Comienza así un largo camino que va deparando a los protagonistas una serie de satisfacciones inesperadas. Pese a no poder encontrar a Quien quiere a Pepe, encuentran algo mucho mejor: la fuerza en sí mismos y en muchos otros para contribuir a hacer de nuestra sociedad un mundo mejor, y a cada uno de ellos mejores personas. Descubren que entrenando sus “músculos emocionales” todos los días, las cosas son mucho más fáciles y eficaces.
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